
No tiene que ver tanto con cultivar una imagen y una actitud
de mujer explosiva o sexualmente deseable. Se trata de la capacidad de saber
gozar de los placeres que percibimos gracias a nuestros sentidos en el aquí y
ahora.
Así, ser sensual es desarrollar la capacidad de estar
presente y disfrutarlo, en lugar de tener nuestra mente permanentemente
enfocada en el pasado o el futuro, que es un hábito (muy común) que nos tensa,
nos agota y nos resta atractivo.
Para aprender a desplegar tu sensualidad, te proponemos un
recorrido por los sentidos y los placeres que estos nos pueden proporcionar.
Veamos:
Disfruta de las texturas, de los tejidos, del placer de un
masaje o un tratamiento facial, son formas no necesariamente sexuales de
mimarte y de sentir tu propio cuerpo. Abraza a tus amigas, tómalas de la mano.
Toca la piel de tu amante, toda la piel y no solo las zonas erógenas. Capta su
latido, su temperatura, su calor, haz que se estremezca, deja que te toque,
tápense los ojos y jueguen a sentir el tacto del otro.
· Vista.
Relaja la vista con frecuencia, alejándola de las pantallas
y yendo a dar un paseo por el parque. Ve a una exposición, haz una ruta por una
calle llena de tiendas bonitas, aunque no compres nada. Se trata de darte
tiempo y permiso para deleitarte con la belleza que entra por los ojos, y que
nos calma, seduce e inspira. Al regresar a casa, mira a los ojos de tu pareja y
recuerda que los hombres son criaturas visuales: ¿Qué tal si le regalas tu
presencia envuelta en lencería sensual o le envías una foto erótica a su
celular en medio de una reunión?
· Olfato.
Elige tu perfume, el que te define a ti, a tu casa, a tu
ropa. Prueba con los aromas naturales e incluso a elaborar tu propia mezcla.
Los perfumes naturales se funden con nuestra piel y tienen el poder de
potenciar nuestra sensualidad. En cuanto a tu pareja, si su olor te cautiva es
señal infalible de compatibilidad sexual. Deja que despierte tu lado más
salvaje…
· Gusto.

· Oído.
El sonido es vibración y esta tiene efectos terapéuticos.
Acompañar tus estados de ánimo con la música apropiada te aportará energía e
inspiración. Hay música para hacer el amor, para ponerte en marcha, para
relajarte, para concentrarte… Aprende también a escuchar el silencio y los
sonidos de la naturaleza. Es una forma estupenda de meditar y de percibir tu
música interna. Y por supuesto, los buenos amantes saben que los oídos son uno
de los órganos más eróticos de nuestro cuerpo. No subestimes el poder de las
palabras y del sonido de tu voz en forma de susurros o jadeos. Utiliza el
sonido para excitar a tu amante y para expresarle tu amor, para hablarle de su
belleza y, por supuesto, para pedirle que te regale los oídos.
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