
Con el paso del tiempo, uno baja la
guardia, se acostumbra a ver al otro ahí, a su lado, en casa, como si fuera
parte del mobiliario. Y cuando brota la rutina, las mariposas del estómago
echan a volar. La vida se vuelve seria y pesada. Contemplas a tu pareja,
sentado en el salón viendo la Super Bowl, y solo tienes ganas de calzarte los
tacones, irte a bailar y dejarte seducir por alguien que se parezca (al menos
un poquito) a George Clooney.
La idea de separarte te ronda por
la cabeza. Al fin y al cabo, aún eres joven y estás espléndida. Y no dejas de
ver en las revistas la cantidad de mujeres de tu edad que salen con jovencitos.
Más divertidos. Imprevisibles. Diferentes. Mmm… Claro que después lo piensas
despacio y te parece una locura.

Pero la batalla no está perdida.
Siguen compartiendo el día a día y, la verdad, hay costumbres con las que te
sientes tan cómoda… Y luego están esos momentos en que los dos se ríen juntos por
una broma privada que nadie más entiende. Entonces sabes que merece la pena
seguir juntos.
Cómo reavivar la relación
Hace falta una parte de voluntad,
una buena dosis de inteligencia emocional y mucho amor. La pareja es algo vivo
y dinámico que está en constante evolución y, por lo tanto, debe ser atendido y
alimentado día a día.
Se trata de vivir el presente. Si
son felices aquí y ahora y se liberan de cargas inútiles, estarán sentando las
bases para un futuro más satisfactorio. ¿No crees que la idea de seguir juntos
empieza a soñar mucho más excitante?

Levántate del sofá y reescribe tu
propia historia romántica. Es hora de ser más auténtica, cambiar actitudes,
desterrar orgullos y costumbres que ya se desgastaron, ponerte guapa y ¡volver
a disfrutar!
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