Prácticamente todos sabemos o sentimos que los tiempos están
cambiando vertiginosamente. Parecería que nada de lo que estamos acostumbrados
a hacer tendría vigencia ahora, es como que todo para seguir funcionando bien
necesita algún “ajuste”. Como lo he mencionado en otras notas las polaridades
están más a la vista que nunca, se ven constantemente, amor y odio, pobreza y
riqueza que llevados a sus extremos provocan guerras o grandes obras de ayuda;
desnutrición y necesidades inimaginables o manifestaciones desmedidas en el uso
del dinero, generalmente en cosas inútiles, por lo menos para el crecimiento
del Ser.
Por lo general ocurre que cuando miramos TV o leemos un
diario y vemos imágenes de personas muy necesitadas, nos horrorizamos,
decimos... “cómo puede estar pasando esto..!!!.” y realmente la idea de ayudar
a veces pasa solo un segundo por nuestra mente ya que solemos pensar que esas
cosas las deben arreglar otros y que se necesitaría emprender algo muy
importante para que la ayuda llegue, para que esas situaciones cambien.
Y, en realidad, esto no sería tan así. Es como que todavía
no llegamos a comprender la real importancia que tiene lo que cada uno desde su
lugar pueda hacer. Todos podríamos participar para darle una mano a otra
persona y hay mil maneras, no hace falta más que la intención y la acción. No
importa cuanto dinero tengo, se puede ayudar preparando una comida para alguien
que no come, regalando ropa de abrigo que quizás este colgada sin uso en un
placard, abrazando a un niñito que ha sido abandonado en un hospital, leyendo
para alguien que no puede leer, enseñando manualidades o un oficio a personas
que necesiten algo más para generar dinero, en fin si pudiéramos unir
necesidades de unos y habilidades de otros, muchas cosas no serían un problema
e incluso nuestros problemas cobrarían otra dimensión.
El dar desde el Amor es inmensamente nutritivo tanto para el
que recibe como para el que da, dejando una profunda paz en el corazón.
Abriendo los canales del dar, también abriremos los del
recibir, los dos están profundamente ligados, uno no existe sin el otro, el
lograr un equilibrio aquí es importante, para aprender también a abrirnos a
recibir lo que deseamos y lo que creamos necesitar.
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