¿Qué es un Niño Índigo? Un Niño índigo es un niño que se le
denomina así porque su campo energético u aura vibra dentro de los colores
azules-añiles.
La banda de frecuencia índigo es una vibración de expansión
de conciencia, de una alta evolución cuyas mayores características son la
sensibilidad expresada en todas sus áreas y la espiritualidad en la apreciación
de la unidad en sus relaciones con la cotidianidad.
Esta expansión de conciencia es propia de 4ª dimensión donde
recobramos nuestro recuerdo de lo que verdaderamente somos: Esencia divina
teniendo experiencias humanas. Es como si pasáramos de la onda de radio AM a
FM. La frecuencia de AM sería la de 3ª dimensión donde se expresa la mayor
separación de la unidad, donde se da el concepto linear del tiempo, donde se
pierde la identidad de grupo y se desarrolla la identidad individual, y aparece
el Ego, la importancia personal, que nos proporciona la experiencia de la
separación. Es un plano de pensamiento y razonamiento.
La 4ª dimensión es donde reintegramos la identidad de grupo
sin perder la individual, donde comenzamos a percibir el tiempo
multidimensional (todo sucede simultáneamente), y se nos hace más difícil
mantener la tendencia de lo negativo porque activamos más nuestros
sentimientos: amor, fe verdad y esperanza y menos nuestras emociones: temor,
culpa, resentimiento y ansiedad. Nos alineamos más dentro del concepto de la
unidad con todo lo que nos rodea. Es un plano donde la armonía y el amor son
los pilares de la interacción Los niños índigo ya nacen con la integración de
la frecuencia de 4ª dimensión y ésta se manifiesta desde temprana edad. Vienen
llegando a la Tierra en la década de los 70 pero mayoritariamente a partir de la
década de los 90 se han hecho más presentes. Esto es debido a que el planeta
está cambiando, subiendo a su vez su rata vibratoria, expresada en cambios
meteorológicos (cambios extremos de clima), cambios geológicos (la activación y
erupción de volcanes), cambios magnéticos (la desaceleración del campo
magnético alrededor de la Tierra como consecuencia de la exacerbada actividad
solar, aumento de vientos solares, expulsa toneladas de masa al espacio que, en
parte, son absorbidas por la ionosfera de la Tierra, esto acarrea una
disminución de la velocidad de rotación, que se manifiesta en un mayor stress
sobre las capas tectónicas de la Tierra y por ende, en un aumento de la
incidencia de terremotos).
En la medida que la Tierra se va limpiando, soltando su densidad
a través de sus distintos cambios, afina su rata vibratoria y vemos una mayor
presencia de un radio vibratorio más sutil: Los Niños índigo.
La hipersensibilidad de los Niños índigo se manifiesta
física, emocional, psíquica y espiritualmente.
Físicamente, sus sentidos están más activos, su vista abarca
un mayor campo visual percibiendo tonalidades de colores que, los adultos,
vibrando en 3ª dimensión, no captan. Por ello, son hipersensibles a la luz
fluorescente por lo que puede presentarse una distorsión de percepción ocular
acarreando problemas de lectura y escritura. Pueden percibir fácilmente el aura
de las plantas, animales y personas desde muy pequeños. Utilizan su intuición
visual percibiendo la energía, la frecuencia de luz, que emana de las personas
u objetos Por ejemplo: Si se llama a un bebé mentalmente, intuitivamente, el
bebé volteará a ver el origen de la emanación de la energía, captada
inicialmente por una frecuencia de onda mental y buscará de dónde viene la luz
que está percibiendo. Su alerta va más allá de sus sentidos físicos, utiliza
los supra sentidos, (extensión de los sentidos físicos que vibran en una rata
más sutil pero que se apoyan en los sentidos físicos para desarrollar sus
antenas inter dimensionales).
Auditivamente perciben decibeles de mayor alcance por lo que
son muy sensibles a ruidos estridentes, los aturden. Su sentido olfativo está
muy asociado a la identificación, con gran facilidad captan la vibración
olfativa que emana el olor de la persona, sitios, objetos, al igual que
detectan olores a distancia. Son muy sensibles a olores de químicos que los
irritan y desequilibran, como olor a tabaco, perfumes, químicos, pesticidas.
En cuanto al gusto vemos que tienen preferencias e
inclinaciones muy definidas desde temprana edad en la comida. Tienden más bien
a ser más vegetarianos espontáneamente desde pequeños con mayor inclinación por
las frutas. Desarrollan frecuentemente sensibilidad reactiva u tóxica por
determinadas comidas en especial aquellas que tienen aditivos, preservativos,
colorantes. En cuanto al tacto, es el órgano a través del cual manifiestan
mayor sensibilidad. Reaccionan a nivel de piel con urticarias, alergias, a todo
lo que no está hecho con materiales 100% naturales, de ahí su incomodidad a las
gomas de la ropa interior, las etiquetas, a las mezclas de materiales
sintéticos con el roce de la piel.
Los índigo duermen menos, pudiendo descansar plenamente en 4
horas lo que los adultos, de 3ª dimensión, nos lleva 8 horas para recuperarnos,
comen menos y tienen más energía pudiendo como índigo adultos ser más
productivos en menor tiempo, pues tienen la capacidad espontánea de comprimir
el concepto de tiempo cronológico ya que para ellos no hay tiempo lineal sino
interdimensional!
Vemos cómo toda esta sintomatología manifestada en la
fisiología de los índigo, nos plantea una necesidad de rescatar lo natural y
esencial, de respetar los ritmos y ciclos orgánicos desde la interconexión y
expansión de conciencia. Nos pone en evidencia sobre la necesidad de sustentar
nuestros cuerpos físicos como vehículos de expresión del potencial divino, no
permitiendo la contaminación en ningún nivel.
En cuanto a la parte emocional su sensibilidad se manifiesta
en la habilidad de leer las agendas de los demás pues, a través de sus
suprasentidos, perciben a nivel celular lo que está sucediendo por ello no
aceptan el juego del poder, de la autoridad.
Ellos captan que la autoridad es un mecanismo de control
basado en el temor y ésta es una energía propia de 3ª dimensión que no tiene
cabida en 4ª dimensión. El temor es capitaneado por el Ego, el que nos hizo
olvidar de nuestro origen divino, el que tiene como pilar de sustentación la
dualidad, la separación, la duda y se manifiesta entre muchas otras cosas, por
mentira, control, manipulación, superioridad, inferioridad, impulsividad,
violencia. Estos son mecanismos a través de los cuales los índigo no funcionan,
se rebelan, confrontan pues no es una energía inherente a su frecuencia debido
a que el temor es aprendido no es intrínseco a nuestra esencia.
Ellos vienen a crear una sociedad en base al amor, la
cooperación, en cambio, el temor separa, compite, descalifica, por ello, no se
alinean con la imposición o su contrapartida, la sumisión. Se rebelan alegando
el respeto a su individualidad, haciendo alarde de la realeza de su esencia.
Para ellos, la honestidad y la apertura, son la base del
respeto, la autenticidad y la visibilidad es su mecanismo de vida, todos ellos,
atributos propios de 4ª dimensión.
De ahí, nos confrontan, a los adultos, al trabajo de las
emociones, del conocimiento de sí mismo, del discernimiento de nuestro abordaje
en relacionarnos, en revisar si es desde el temor o desde el amor.
Psíquicamente, al estar más integrados con su esencia,
manifiestan dones y capacidades que nosotros desde nuestra limitación de 3ª
dimensión consideramos poderes psíquicos pero, realmente, son la utilización de
su cualidad divina expansiva. De ahí que vengan con inherentes capacidades de
sanación, manejo de energías a distancia, conexión libre y directa con la
supraconsciencia, su Yo Superior, manifestándose en telepatía, clarividencia,
clariaudiencia, intuición, sueños premonitivos. Al estar su nivel de conciencia
más expandido pueden anticipar con gran facilidad las vibraciones de las
personas, objetos, situaciones conociendo de antemano el posible escenario, se
conectan espontáneamente con su intuición, la voz del alma a través del
corazón, la puerta de entrada a lo interdimensional. De ahí su gran
sensibilidad.
Nosotros, los padres y educadores debemos de preservar,
respetar, no bloquear o doblegar esa habilidad, pues, lamentablemente, se
requiere sólo de un comentario o invalidación insensible de parte del adulto
para desconectar al niño de su intuición. Ellas es su bastón de protección, la
que lo mantiene a salvo, fuera de peligro conectándolo con su Yo Superior.
Espiritualmente saben quiénes son desde temprana edad pues
tienen una memoria celular activa, no dormida, se recuerdan de vidas pasadas
con destreza y traen su contenido a actividades del diario vivir si no se le
invalida. Pueden comunicarse fácilmente con la esencia de otras manifestaciones
como árboles, animales, personas reconociendo su unidad. Funcionan centrados en
la Ley espiritual de Causa y Efecto y en sus relaciones prefieren la opción de
la elección en todo lo que acontece. Es la forma de fluir más libremente para
ellos, asumiendo, sin dificultad, su consecuencia. Son muy espirituales,
sensibles, compasivos, mas no religiosos, les molesta la instrucción religiosa
que se fundamente en el temor y la culpa, eligen deliberadamente no hacer caso
a su normativa. Están más conectados con su Dios interior en vez de uno
exterior, no requieren de intermediarios para conectarse con su divinidad.
Los niños índigo, a través de sus distintas manifestaciones,
vienen a recordarnos masivamente de nuestro potencial divino, para, al igual
que ellos, poder exteriorizarlo, manifestarlo en lo cotidiano. Su ejemplo, en
la no integración a la sociedad existente, en su rebeldía ante el sistema
educativo autoritario e impositivo reinante en la mayoría de las partes del
mundo, nos llama a la reflexión y a la decisión de bien seguir resistiendo y no
alinearnos con la nueva energía, estancándonos en un viejo paradigma
anacrónico, limitativo o sintonizarnos a una frecuencia de cambio hacia el
respeto de nuestra esencia y disfrutar de ella!
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