En cada cumpleaños, los elementales, ángeles y maestros del
rayo al cual pertenece cada ser se acercan para otorgar los regalos que desea y
todo lo que podría necesitar para el nuevo ciclo que emprende.
Esto sucede cuando nacemos y luego, cada año, en nuestro
cumpleaños desde tres días antes.
Esta es la causa por la que para esas fechas regalamos cosas
al homenajeado, de alguna manera, estamos copiando en el plano físico lo que
sucede desde planos espirituales.
En Navidad se festeja el cumpleaños del Maestro Jesús, que
pertenece al rayo Oro Rubí, a esta frecuencia corresponde el Suministro Divino,
por lo tanto desciende a nosotros desde tres días antes, con la función de DAR.
El 21 de diciembre nos reunimos a meditar y a pedir para
nosotros, para los que queremos y para todo el planeta.
Escribimos en papeles los deseos para el mundo físico,
material, emocional, mental profesional y espiritual.
Estos papeles se guardan en un sobre y durante el año, a medida
que se van cumpliendo, agradecemos al espíritu de la Navidad y a los cuatro
elementos que intervienen en cada concreción, para esto tomamos el papel en que
está escrito lo que pedimos lo salpicamos con agua, le acercamos fuego y cuando
se empieza a quemar lo dejamos caer para que tome contacto con el agua, el
fuego, el aire y la tierra, siempre agradeciendo.
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