La novela psicológica es un género novelístico, aplicado con
gran maestría por grandes autores de la historia de la literatura; como
Dostoyevsky, kafka y Albert Camus. Este género se centra en los personajes,
quienes cobran vida propia en la novela, donde podemos descubrir su
personalidad, sus miedos, inquietudes, dilemas y características personales,
que como en la vida real, los hacen únicos; es por eso también que a este
género literario se le llama realismo psicológico.
Hombre_Interior
La historia, el drama, y el desarrollo de la acción quedan
en un segundo plano, lo importante es cada uno de los personajes, con los que
el lector puede sentirse identificado, puede llegar a aborrecerlos a quererlos,
a sentir pena por ellos y alegría de sus logros. Tanto los protagonistas como
los personajes secundarios tienen su propia identidad y generan en el lector
emociones de toda índole.
En este tipo de novelas es común encontrar diálogos
internos, pensamientos, monólogos, diarios íntimos, cartas, y un sin fin de
recursos que conseguirán crear un vínculo con el lector, sintiendo cada una de
esas circunstancias, en las que el personaje se sitúa dentro de la historia. En
su desarrollo es posible conectar con sus estados de ánimo, sus conflictos,
pasiones y mundo interior en profundidad.
Se va desmontando la trama bajo circunstancias personales,
resolviendo porque sucede cada situación y cuál es su finalidad, en sus
comentarios podemos captar las pretensiones y la ironía con mayor sentido, ya
que es posible advertir sus intenciones conforme a la personalidad del
personaje, de alguna forma, como en la vida real, nos sirve para saber que
viene a continuación, ya que esperamos algo concreto de cada uno de ellos. Los
conocemos a través de sus acciones, conductas, su historia personal y sus reflexiones.
Fragmento de “El idiota” de Fiódor Dostoyevski
“-Por lo menos, bueno es saber que cuando la cabeza rueda no
sufren mucho.
-Acaba usted de hacer la observación que hace casi todo el
mundo y que es cierta. Precisamente la guillotina se ha inventado para evitar
sufrimiento. Pero yo pienso siempre: ¿y no será peor así? Quizá a usted se le
antoje mi idea ridícula y absurda, pero cuando se tiene un poco de imaginación
¡se le ocurren a uno tantas cosas! Reflexione usted. Si se trata, por ejemplo,
de un hombre al cual se somete a la tortura, existe el sufrimiento, las
heridas, la agonía corporal que distrae del dolor espiritual, y así, hasta el
momento mismo de la muerte, sólo sufre de las heridas. Porque el mayor y peor
padecer quizá no es el que infligen las heridas, sino la certeza de que dentro
de una hora, de diez minutos, de medio minuto, ahora mismo, el alma se te
escapará del cuerpo y dejaras de ser un Desaliento hombre, y saber que esto
ocurrirá fija, irremisiblemente. En la guillotina, lo terrible se concentra en
un solo instante, mientras tienes la cabeza expuesta a la cuchilla y oyes como
ésta se desliza hacia tu cuello. No vaya a creer que todo es idea mía
solamente, sino que así lo piensa mucha gente. Estoy tan seguro de ello, que
voy a exponerle francamente mi opinión. Cuando se mata a un hombre legalmente,
se comete un crimen mucho mayor que el que cometió el mismo reo. El viajero a
quien apuñalan unos forajidos en el bosque tiene esperanzas de salvarse hasta
el último momento. Se han dado casos de hombres con la garganta seccionada que
no perdían la esperanza de huir, o que pedían que se les perdonase la vida. Y
esa última esperanza que hace diez veces más fácil morir, desaparece a causa de
esa sentencia irremisible: saber que debes morir. La mayor agonía estriba
entonces en el hecho de que sabes que vas a morir, y ninguna tortura peor que
esa. Durante una batalla puede llevarse al soldado hasta la boca misma de los
cañones. No perderá la esperanza hasta el momento mismo en que disparen contra el.
Pero léale a ese mismo soldado su sentencia de muerte y romperá a llorar o se
volverá loco. ¿Cómo es posible suponer que un hombre sea capaz de soportar una
cosa así sin volverse loco? ¿Por qué esa mofa cruel, abyecta, innecesaria?
Quizá exista un hombre al que después de haberlo sentenciado a muerte le hayan
otorgado el perdón. Sólo ese hombre podría contarnos su agonía. De ese tormento
y de ese horror nos habló Cristo. ¡No, al hombre no puede tratársele así!”
El género literario
psicológico tiene la peculiaridad de hacernos vivenciar experiencias
cotidianas, que se producen a menudo, que forman parte del ser humano, nos
permite empatizar, conocer y comprender a los personajes. Cada una de las
historias resulta enriquecedora, ya que es posible experimentar cada una de las
circunstancias desde un diálogo interno, al cual estamos acostumbrados, a su
vez nos invita a la reflexión de situarnos en cada situación, esto supone un
buen ejercicio de empatía y reflexión.
Desde psiqueviva recomendamos la lectura en general, e
invitamos a conocer el apasionante mundo del género psicológico. Estas son
algunas de las obras que considero como imprescindibles:
Los renglones torcidos de Dios (Torcuato Luca de Tena)
Elogio de la locura (Erasmo de Rotterdam)
El extranjero (Albert Camus)
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (Miguel de
Cervantes)
Crimen y castigo (Fiódor Dostoyevski)
El lobo estepario (Hermann Hesse)
El talento de Mr. Ripley (Patricia Highsmith)
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide (Robert L.
Stevenson)
La muerte de Ivan Ilich (León Tolstói)
Un mundo feliz (Aldous Huxley)
1984 (George Orwell)
Fundación (Isaac Asimov)
La Ola (Morton Rhue/Todd Strasser)
Walden Dos: Hacia una sociedad científicamente construida
(Burrhus Skinner)
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