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lunes, 28 de abril de 2014

Las representaciones mentales

Las representaciones mentales son formas simbólicas de reproducir la realidad en ausencia de ésta. Para dar sentido a aquello que nos rodea las representaciones se organizan en estructuras y se construyen partiendo de un contexto social propio de un grupo determinado. Es decir, el ser humano forma representaciones mediante una serie de intercambios o interacciones con los demás.

De esta manera decimos que no existen representaciones aisladas en los individuos, sino que están mediatizadas por el medio social en que se encuentran y que la tradición cultural ha ido forjando. Ello quiere decir que existe un tejido histórico-social en la naturaleza de las representaciones. Además, estas se constituyen en atributos de carácter abstracto, formado por experiencias y procesos hipotéticos expresados de manera simbólica.

Para dar sentido al entorno y con un marcado objetivo de dominio situacional, así como para controlar la situación y su consiguiente transformación, los seres humanos construyen representaciones mentales sobre su entorno, sobre la sociedad y sobre sí mismos. Estas construcciones son estructuras conceptuales, de actuación y de tipo actitudinal. Este proceso permite al hombre el desarrollo de la experiencia para posteriormente poder actuar voluntariamente sobre el medio.

A la hora de estudiar el fenómeno de las representaciones se puede realizar desde diferentes perspectivas. Dos de ellas son: la cognitiva y la social.

Cognitiva: 

hace énfasis en la distinción entre lo que es contenido y formato en las representaciones. Cuando hablamos de contenido nos referimos a los aspectos semánticos o referenciales de la información. Por otro lado, el formato nos habla del tipo de
código simbólico con que es cifrado dicha información. Con el enfoque cognitivo lo que se consigue es analizar el formato de las representaciones, como pueden ser imágenes, proposiciones, así como la sintaxis o relaciones que se establecen entre ellas.

Social:

Los símbolos son una colección de información cifrada. Por lo tanto ya sabemos a lo que el formato hace referencia. Y este acervo de símbolos tendrán significado cuando haga referencia al mundo real. Entonces es lo mismo que afirmar que hablamos de representaciones internas de los hechos externos. Esto quiere decir que las estructuras mentales que el individuo ha construido son un reflejo del mundo exterior.

Llegados a este punto se nos plantea una duda, ¿cómo es posible que ante un mismo hecho objetivo dos individuos construyan representaciones mentales distintas?

El investigador lingüista norteamericano Lakoff decía que no existe una correspondencia exacta entre el símbolo y el referente, pues un mismo referente puede estar relacionado con símbolos distintos. Existe una explicación para saber por qué se elaboran representaciones dispares de una misma situación. En un nivel primario lo que importa es la realidad percibida. Una vez que se han formado las representaciones mediante la experiencia con lo representado se pueden empezar a construir representaciones secundarias, es decir, de aquello que podría ser. Dichas representaciones secundarias (interpretaciones del objeto realizadas por el individuo)  son separadas voluntariamente por el observador de la realidad. De ello se explica que cada persona interprete de manera distinta un mismo hecho.

Para entender las representaciones mentales propias de una persona específica; hay que considerar sus creencias, experiencias, teorías implícitas y contexto en el que se desenvuelve, donde se han construido dichas representaciones.

 Bibliografía consultada:

Arbeláez, M. (2002). Las representaciones mentales. Ciencias humanas,( nº29)

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