Al principio todo era tan bonito…
Noviazgo, diversión, convivencia, proyectos de futuro. Todo nuevo y excitante.
Y poco a poco y sin saber muy bien por qué, el aburrimiento se apoderó de su
vida en común. Cada vez menos tiempo para hablar, para compartir. Menos ganas.
Menos risas. Más obligaciones, rutinas, tensión ¿Cómo es posible que nosotros
hayamos caído en esto?, te preguntas cuando tienes un respiro.
Con el paso del tiempo, uno baja la
guardia, se acostumbra a ver al otro ahí, a su lado, en casa, como si fuera
parte del mobiliario. Y cuando brota la rutina, las mariposas del estómago
echan a volar. La vida se vuelve seria y pesada. Contemplas a tu pareja,
sentado en el salón viendo la Super Bowl, y solo tienes ganas de calzarte los
tacones, irte a bailar y dejarte seducir por alguien que se parezca (al menos
un poquito) a George Clooney.
La idea de separarte te ronda por
la cabeza. Al fin y al cabo, aún eres joven y estás espléndida. Y no dejas de
ver en las revistas la cantidad de mujeres de tu edad que salen con jovencitos.
Más divertidos. Imprevisibles. Diferentes. Mmm… Claro que después lo piensas
despacio y te parece una locura.
Lo que te ocurre se llama
insatisfacción. Y esta se instala cuando empiezan a plantearse dudas acerca del
amor que existe entre los dos, cuando notamos que nuestra pareja ya no es como
antes, cuando los intereses de ambos se alejan entre sí y el misterio y la
novedad se ven reemplazados por los desacuerdos y diferencias.
Pero la batalla no está perdida.
Siguen compartiendo el día a día y, la verdad, hay costumbres con las que te
sientes tan cómoda… Y luego están esos momentos en que los dos se ríen juntos por
una broma privada que nadie más entiende. Entonces sabes que merece la pena
seguir juntos.
Cómo reavivar la relación
Hace falta una parte de voluntad,
una buena dosis de inteligencia emocional y mucho amor. La pareja es algo vivo
y dinámico que está en constante evolución y, por lo tanto, debe ser atendido y
alimentado día a día.
Se trata de vivir el presente. Si
son felices aquí y ahora y se liberan de cargas inútiles, estarán sentando las
bases para un futuro más satisfactorio. ¿No crees que la idea de seguir juntos
empieza a soñar mucho más excitante?
Otro punto importante es aprender a
diferenciar amor y enamoramiento. Este último es sinónimo de expectativas,
ilusiones, idealización. Con el tiempo, si hay un afecto sincero, se transforma
en amor. Aunque toda mujer que lleva mucho tiempo en pareja añora en algún
momento los “fuegos artificiales” del principio o se deprime pensando que nunca
más volverá a sentir eso con un hombre y menos con su esposo, recuerda que esos
fuegos se desvanecen tarde o temprano (con un hombre o con otro) y se
convierten en humo. En cambio, cuando amas de verdad a tu pareja verás todos
sus defectos y lo contemplarás en pijama todas las mañanas… pero a cambio
ganarán en confianza, seguridad, unión. E incluso reactivarán su vida sexual.
Levántate del sofá y reescribe tu
propia historia romántica. Es hora de ser más auténtica, cambiar actitudes,
desterrar orgullos y costumbres que ya se desgastaron, ponerte guapa y ¡volver
a disfrutar!
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